LECTURA Y REFLEXIÓN

La existencia de la vida por medio de sus situaciones, actividades, y todo movimiento de relación - tanto individual como social- promueve la ganancia de experiencia, que se va acopiando durante el periodo de vida. El ser humano debe estar dispuesto a conocer nuevas experiencias, dejando aparte el prejuicio, la monotonía, y la rigidez de la mente. Te presentamos una historia tomada del libro “Y ¿de quién es la culpa?” de Jaime Lopera Gutiérrez y Marta Inés Bernal Trujillo (2005, pp.24-25).

LA TAZA DE TÉ

Un hombre joven fue a visitar a un viejo sabio con el fin de que lo adiestrara. El anciano lo recibió muy amablemente, y lo invitó a tomar una taza de té. Entretanto, el recién llegado no paraba de hablar de manera atropellada sobre sus muchos conocimientos y experiencias.

Al tiempo que lo escuchaba, el sabio le dijo al joven que la abundancia de conocimientos exhibidos por él era tal que pronto ya no le cabría nada en la cabeza. 

El viejo cogió la tetera y empezó a verter té en la taza del invitado, hasta un memento en el que el humeante liquido se derramó. No obstante, siguió sirviendo té.

- ¿Qué hace usted, señor? - dijo el joven-. ¿No se da cuenta que la taza rebosa y que el té está cayendo al suelo? El anciano sonrió con picardía y dijo:

-Tú, al igual que la taza, ya estás completamente lleno de tus propias opiniones, prejuicios y creencias.

¿De qué serviría que te enseñe algo si antes no te vacías?

COMENTARIO

Estar atento a la nueva información, puntos de vista, y criterios diferentes, nos permite abrir nuestra mente. Con el objetivo de aprender, mejorar, flexibilizar el pensamiento y la óptica, de lo que tenemos o formamos de las demás cosas y/o situaciones. Con una mente flexible, estaremos dispuestos a dar respuestas relevantes, inteligentes y concretas; destacando el realismo y humildad que aproxima a la sabiduría.

Referencia

Gutiérrez Lopera, J y Bernal Trujillo M. (2005). “La taza de té”. Y ¿de quién es la culpa?, Páginas 24 a 25.